PALABRAS DE SALUDO DE TRABAJADORES EN EL ENCUENTRO CON EL MUNDO DEL TRABAJO EN EL COLEGIO BACHILLERES DEL ESTADO DE CHIHUAHUA

Miércoles 17 de febrero de 2016

Palabras de saludo del matrimonio formado por la Sra. Daisy Flores Gámez (secretaria) y el Sr. Jesús Arturo Gurrola Varela (empleado)

Su Santidad Francisco. A nombre de nuestra familia y de todos los trabajadores le damos la más cordial bienvenida a Ciudad Juárez, que “se ha puesto de pie” después de vivir tiempos muy difíciles, gracias a un esfuerzo de solidaridad social muy interesante que nos ha permitido recuperar la confianza.

Hoy quisiéramos compartirle que en esta frontera la situación económica y los roles de trabajo que nos toca desempeñar, hacen cada vez más difícil la convivencia de la familia y el verdadero cuidado y atención a los hijos.

Vivimos un desgaste desproporcionado en el mundo laboral. Esto dificulta seriamente atender a nuestros hijos y nuestro crecimiento personal y familiar. Creemos que la decadencia y el conflicto de valores en nuestra sociedad, surge, en parte, por una ausencia de los padres en el hogar. Cada casa, cada familia, debería ser una escuela de humanidad, en donde se aprenden las cuestiones esenciales: la solidaridad, el aprecio, el cuidado de unos por otros, el respeto, la dignidad humana. Sin embargo, en esta ciudad y en muchas otras, nuestras colonias y barrios se han convertido en ciudades dormitorio.

Como personas de fe, algunos nos hemos mantenido fuertes en tiempos difíciles. Pero sabemos que no todos han podido sobrellevar esta situación. Le pedimos a Su Santidad que ore e interceda por nosotros, familias que de alguno u otro modo estamos sometidos a las redes del mercado –no siempre justas-, así como a esquemas muy pragmáticos y burocráticos.

No queremos que nuestros hijos crezcan sin conocer a Dios, sin capacidades humanas mínimas. Por ello pensamos que algo debemos hacer. La familia, la escuela, las iglesias, las empresas, los gobernantes debemos intentar una nueva sociedad, una nueva forma de ver la vida y de relacionarnos.

Queremos paz, salarios dignos, jornadas laborales de ocho horas para dedicar más tiempo a la familia. A cambio nos comprometemos a no seguir descuidando los valores, el amor y la formación de nuestros hijos en todos los aspectos y a seguir participando, tanto como nos sea posible, en iniciativas de bien común, de cohesión y diálogo social.

Querido Papa Francisco, como decimos los juarenses: “cuidado, que si toma agua de Juárez, en Juárez se va a quedar”. La verdad sí esperamos eso. Esta visita histórica para nuestra Ciudad nos bendice y nos hace sentir agradecidos con Dios, quien siempre ha estado con nosotros como en aquellos días difíciles que nos tocó vivir recientemente.

Por este encuentro y sus oraciones, gracias amadísimo Papa Francisco, Pastor con olor a Oveja, Papa del Pueblo.

Palabras de saludo del maestro Juan Pablo Castañón, Presidente Nacional Del Consejo Coordinador Empresarial

Santo Padre. Gracias por compartir su visión y su mensaje de esperanza con los que estamos en el mundo del trabajo.

Los empresarios mexicanos sabemos que nuestro principal desafío es impulsar un desarrollo humano, sostenible e integral, y así disminuir la pobreza y la desigualdad que padecemos. Hoy, 1 de cada 2 mexicanos vive en la pobreza; 6 de cada 10 trabajadores están en la informalidad, es decir, no tienen seguridad social ni servicios de salud. Vemos con gran preocupación que nuestros esfuerzos durante las últimas décadas para superar la pobreza no han funcionado del todo. ¿Qué nos falta como sociedad? Concentrarnos en el empleo digno, bien remunerado, productivo; reconocer que la persona humana es principio y fin de cualquier actividad económica y política; y que el trabajo es un ámbito fundamental para el desarrollo de sus distintas capacidades, ya que es, como lo señala la Doctrina Social de la Iglesia, la columna vertebral de la cuestión social. Tenemos que crear oportunidades para las personas a través de los emprendimientos y las empresas, y así resolver las causas estructurales de la pobreza, sin buscar soluciones temporales o asistenciales, porque sabemos que es sólo a través del empleo que se puede salir de ella de manera sustentable en el tiempo.

Los empresarios comprometidos sabemos que nuestro trabajo debe coadyuvar a construir una Nación sólida y firme, responsable con el ambiente natural y cultural que estamos creando. La verdadera vocación empresarial tiene una clara dimensión social y trascendente que es la de ir juntos –empresarios y trabajadores– en el diálogo, la comprensión y los valores, haciendo cada quien lo que nos corresponde, para la construcción de una sociedad más justa.

La globalización, el cambio tecnológico, los desafíos mundiales y locales como la ecología, la migración y la seguridad, nos obligan a repensar nuestros marcos de referencia. Las empresas tenemos la urgencia de adaptarnos, innovar y crecer, aprovechando la tecnología, no para reemplazar a las personas, sino para ponerla al servicio de ellas. Disminuir empleos va en contra de la naturaleza de la empresa, porque su función es generarlos y preservarlos, capacitar y promover a los trabajadores para que se adapten a los nuevos tiempos, y que con esto crezcan ellos y sus familias.

Santo Padre, los empresarios que represento estamos comprometidos con esta visión de desarrollo humano, de ética, de sustentabilidad de las empresas y las fuentes de trabajo, de inversión a largo plazo y de diálogo social. Porque sabemos que las oportunidades que hemos recibido nunca pueden ser vistas como privilegios, sino como responsabilidades hacia los que menos tienen.

Su Santidad, de nuevo gracias por estar aquí, por escucharnos y promover el encuentro y el diálogo humano, sincero y solidario.